La terapia de biorretroalimentación consiste en aprender a reducir la tensión muscular en la cabeza y el cuello o en modificar el flujo sanguíneo, normalmente calentando las manos (una forma indirecta pero fácilmente medible de reducir las respuestas relacionadas con el estrés). En la mayoría de los casos, la biorretroalimentación se combina con el entrenamiento en relajación. Esto implica practicar la respiración abdominal lenta, concentrarse en las sensaciones de pesadez y calor en diferentes partes del cuerpo o visualizar imágenes positivas. Aunque los resultados de la biorretroalimentación y del entrenamiento en relajación suelen ser similares, existen pruebas experimentales y clínicas de que la adición de la biorretroalimentación puede aumentar la eficacia de la relajación, sobre todo en el caso de las personas que no obtienen buenos resultados sólo con la terapia de relajación. Cuando el método de entrenamiento se adapta al nivel del paciente, la biorretroalimentación y la terapia de relajación han demostrado ser eficaces en una amplia gama de edades, desde los niños hasta los ancianos.
Las comparaciones de los resultados de un gran número de estudios encuentran reducciones medias del dolor de cabeza del 45% al 60% para la migraña y la cefalea tensional (dependiendo de cómo se midan los dolores de cabeza). Esta tasa de respuesta es aproximadamente equivalente a la eficacia de ciertos fármacos, como los betabloqueantes (propranolol) para la migraña y los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina) para la cefalea tensional. La combinación de biorretroalimentación y medicación puede proporcionar resultados de tratamiento superiores. Por ejemplo, la mejora media en la migraña con propranolol es del 44% al 55%. Cuando se añadió propranolol a la biorretroalimentación, un estudio reciente encontró un aumento significativo de la eficacia de la combinación de propranolol y biorretroalimentación (79%) frente a la biorretroalimentación sola (54%).
¿Cuándo es eficaz la biorretroalimentación y para quién? Aunque las respuestas definitivas a estas preguntas aún no son seguras, la investigación clínica ha indicado una mejor respuesta al tratamiento en las personas que son capaces de elevar la temperatura de las manos por encima de los 95º, practicar la técnica en casa, aprender a prestar mucha atención a las fluctuaciones de la tensión a lo largo del día y aplicar breves técnicas de relajación a diario. Existen algunas pruebas preliminares de que las personas que adquieren una sensación de autoeficacia, es decir, la creencia de que son capaces de ejercer cierto control sobre su fisiología y sus dolores de cabeza, consiguen un mejor resultado, independientemente del nivel real de control fisiológico alcanzado. Si este hallazgo es cierto, puede ser que aquellos que desarrollan tal creencia en un locus de control interno sean más propensos a aplicar una amplia variedad de técnicas de afrontamiento además de la práctica frecuente de las habilidades de biorretroalimentación, aumentando así sus posibilidades de reducir el dolor de cabeza.
En un estudio de seguimiento de 154 pacientes de biorretroalimentación con migrañas y cefaleas de tipo tensional combinadas, el Dr. Jeff Pingel y yo descubrimos que entre el 80 y el 84% informaron del éxito en la prevención de los dolores de cabeza relacionados con el estrés. En cambio, estos pacientes informaron de un menor éxito en la prevención de la migraña (34%) y las cefaleas de tipo tensional (56%) desencadenadas por otros factores, como la menstruación o los cambios de tiempo.