En los Estados Unidos, la mayoría de las profesiones de ayuda clínica (por ejemplo, la psicología, la psiquiatría, el asesoramiento, el trabajo social y el matrimonio y la familia), utilizan el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) para describir y diagnosticar las dificultades mentales, emocionales y relacionales. El DSM lo publica la Asociación Americana de Psiquiatría. La quinta y más reciente edición fue publicada en 2013, y es comúnmente llamada DSM-5. El DSM puede considerarse un documento vivo. Evoluciona constantemente y se somete a revisiones a medida que las nuevas investigaciones cambian nuestra comprensión de los trastornos mentales y emocionales. Por lo tanto, no debe sorprender que la edición más reciente tenga muchos de estos cambios.
El DSM utiliza un sistema de clasificación que agrupa los diagnósticos individuales en conjuntos de trastornos similares. El trastorno por estrés postraumático (TEPT) se introdujo por primera vez en 1980 y se incluyó en el grupo de trastornos conocido como Trastornos de Ansiedad. Uno de los principales cambios en la edición más reciente, (DSM-5, 2013) fue la inclusión de un nuevo grupo de trastornos denominado Trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Esto supuso la reclasificación y modificación de varios trastornos existentes que anteriormente estaban clasificados en otra parte del manual. Por ejemplo, como se ha mencionado, el TEPT se clasificaba originalmente con los trastornos de ansiedad. Aunque el TEPT y otros trastornos relacionados con el estrés tienen características ansiosas asociadas a esos trastornos, la reclasificación destaca el importante papel del estrés y el trauma en la formación y el tratamiento de estos trastornos. Este cambio en la clasificación reflejó un cambio en nuestra comprensión sobre el impacto del trauma no curado y el estrés no manejado en el comportamiento humano.
El nuevo capítulo de Trauma y trastornos relacionados con el estrés contiene los siguientes diagnósticos:
- Trastorno de Apego Reactivo
- Trastorno de Compromiso Social Desinhibido
- Trastorno de Estrés Agudo
- Trastorno de Estrés Postraumático
- Trastornos de Adaptación
- Trastornos de Trauma No Clasificados y No Especificados
Como se ha mencionado, los diagnósticos dentro de cada clasificación comparten una sintomatología común. Diferentes configuraciones de estos síntomas forman diagnósticos específicos dentro de esa clasificación. En la siguiente sección, describiremos los signos y síntomas comunes que resultan del trauma, el estrés y las experiencias vitales adversas (por ejemplo, el abuso). También consideraremos cómo el trauma, el estrés y las experiencias vitales adversas repercuten en otros diagnósticos de salud mental como los trastornos depresivos o del estado de ánimo, los trastornos de ansiedad o los trastornos de la personalidad, aunque éstos se clasifiquen por separado.
Hay que tener en cuenta que la experiencia del trauma, el estrés o el abuso no significa automáticamente que vayan a surgir problemas o que se vaya a desarrollar un «trastorno» de cualquier tipo. En el marco del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), un trastorno se refiere generalmente a un conjunto de síntomas que interfieren con la capacidad de una persona para funcionar bien en una o más áreas de su vida (por ejemplo, deterioro social o laboral). Por ejemplo, los síntomas pueden dificultar la formación o el mantenimiento de relaciones sociales significativas con otras personas (deterioro social). En muchas situaciones, los síntomas pueden causar problemas en la escuela, o pueden interferir con la capacidad de alguien para conseguir y mantener un trabajo (deterioro ocupacional). En otras palabras, los síntomas por sí solos no determinan la presencia de un trastorno. Por ejemplo, tengo una sobrina a la que le aterroriza el dentista. Tiene todos los síntomas de un trastorno fóbico, incluidos los ataques de pánico en toda regla. Sin embargo, su fobia al dentista no afecta en absoluto a su funcionamiento. Sigue yendo al dentista con regularidad, por lo que sus síntomas fóbicos no afectan a su salud ni a otras funciones. Por lo tanto, no cumple los criterios de un trastorno fóbico.
Mucha gente se obsesiona con la palabra trastorno porque parece sugerir que hay algo inherentemente malo en ellos. Si usted es una de estas personas, trate de no preocuparse demasiado por la palabra «trastorno» o por las palabras que forman las etiquetas de diagnóstico. Los médicos utilizan las etiquetas de diagnóstico como una forma de taquigrafía descriptiva que comunica rápidamente un conjunto de síntomas. Utilizadas fuera de este contexto, estas etiquetas pueden adquirir un significado que nunca se pretendió. Del mismo modo, si la palabra síntoma le parece demasiado cargada, puede pensar en los síntomas como retos que indican la necesidad de una respuesta más adaptativa. Una vez que se desarrolla y aplica una respuesta más adaptativa, el funcionamiento de la vida mejora a medida que se revelan la fortaleza y la resiliencia.
En esta siguiente sección describimos los síntomas que caracterizan al grupo (o clase) de trastornos denominados Trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Durante esta discusión, destacaremos las diferentes formas en que estos síntomas se manifiestan tanto en niños como en adultos. Más adelante hablaremos de trastornos específicos dentro de esta clase.